martes, 13 de junio de 2017

OJALÁ


Ojalá, ojalá, ojalá... 

YIMGA.

¡¡Va por ti.!!






OJALÁ

Puedas realizar ese sueño, y quedarte con nosotros...
Ojalá. Ya que yo sólo vivo de ojalás... de dependes, y de Quizás entre la letra de tus labios que inspiran mis letras en el flamenco y en esto de meterme a escribir boleros. Y Poemarios que vender en un Mercado de locos que aún apuestan por la Poesía.

Quédate...

Y

que todos estos  HDLGP  , perdón  que estos Sres con los que llevamos negociando para sacarte de ese hotelucho donde os hacinan como ganado,  por la presión, vaya y el Don firme.
Firme.
Firme.
Y, ¡qué firme! ya...
Y te deje soñar ese sueño que todos nosotros vamos perdiendo de vista.
Pero que para ti, es Poesía. Es París, es tu sueño...

Gracias por regalarme esa sonrisa con la que volar y seguir haciendo lo que creemos justo.


Lo que piense el resto, ¿nos lo pasamos por el forro del abrigo? 
Sea, ¿Venga!

Que como decía Alonso Quijano:


CAPÍTULO V

Donde se prosigue la narración de la desgracia 
de nuestro caballero.


Viendo, pues, que, en efeto, no podía menearse, acordó de acogerse a su ordinario remedio, que era pensar en algún paso de sus libros y trújole su locura a la memoria aquel de Valdovinos y del marqués de Mantua, cuando Carloto le dejó herido en la montiña, historia sabida de los niños, no ignorada de los mozos, celebrada y aun creída de los viejos, y, con todo esto, no más verdadera que los milagros de Mahoma. Esta, pues, le pareció a él que le venía de molde para el paso en que se hallaba, y así, con muestras de grande sentimiento, se comenzó a volcar5por la tierra y a decir con debilitado aliento lo mesmo que dicen decía el herido caballero del bosque:
   —¿Dónde estás, señora mía,
que no te duele mi mal?
O no lo sabes, señora,
o eres falsa y desleal.
Y desta manera fue prosiguiendo el romance, hasta aquellos versos que dicen:
   —¡Oh noble marqués de Mantua,
mi tío y señor carnal!
Y quiso la suerte que, cuando llegó a este verso, acertó a pasar por allí un labrador de su mesmo lugar y vecino suyo, que venía de llevar una carga de trigo al molino; el cual, viendo aquel hombre allí tendido, se llegó a él y le preguntó que quién era y qué mal sentía, que tan tristemente se quejaba. Don Quijote creyó sin duda que aquel era el marqués de Mantua, su tío, y, así, no le respondió otra cosa sino fue proseguir en su romance, donde le daba cuenta de su desgracia y de los amores del hijo del Emperante con su esposa.
El labrador estaba admirado oyendo aquellos disparates; y quitándole la visera, que ya estaba hecha pedazos, de los palos, le limpió el rostro, que le tenía cubierto de polvo; y apenas le hubo limpiado, cuando le conoció y le dijo:
—Señor QuijanaII11 —que así se debía de llamar cuando él tenía juicio y no había pasado de hidalgo sosegado a caballero andante—, ¿quién ha puesto a vuestra merced desta suerte?
Pero él seguía con su romance a cuanto le preguntaba. Viendo esto el buen hombre, lo mejor que pudo le quitó el peto y espaldar, para ver si tenía alguna herida, pero no vio sangre ni señal alguna. Procuró levantarle del suelo, y no con poco trabajo le subió sobre su jumento, por parecerle caballería más sosegada. Recogió las armas, hasta las astillas de la lanza, y liólas sobre Rocinante, al cual tomó de la rienda, y del cabestro al asno, y se encaminó hacia su pueblo, bien pensativo de oír los disparates que don Quijote decía; y no menos iba don Quijote, que, de puro molido y quebrantado, no se podía tener sobre el borrico y de cuando en cuando daba unos suspiros, que los ponía en el cielo12, de modo que de nuevo obligó a que el labrador le preguntase le dijese qué mal sentía13; y no parece sino que el diablo le traía a la memoria los cuentos acomodados a sus sucesos, porque en aquel punto, olvidándose de Valdovinos, se acordó del moro Abindarráez14, cuando el alcaide de Antequera, Rodrigo de Narváez, le prendió y llevó cautivoIV a su alcaidía15. De suerte que, cuando el labrador le volvió a preguntar que cómo estaba y qué sentía, le respondió las mesmas palabras y razones que el cautivo Abencerraje respondía a Rodrigo de Narváez, del mesmo modo que él había leído la historia en La Diana de Jorge de Montemayor, donde se escribe; aprovechándose della tan a propósitoV, que el labrador se iba dando al diablo16 de oír tanta máquina de necedades; por donde conoció que su vecino estaba loco, y dábaleVI priesa a llegar al pueblo por escusar el enfado17 que don Quijote le causaba con su larga arenga18. Al cabo de lo cualVII dijo:
—Sepa vuestra merced, señor don Rodrigo de Narváez, que esta hermosa Jarifa que he dicho es ahora la linda Dulcinea del Toboso, por quien yo he hecho, hago y haré los más famosos hechos de caballerías que se han visto, vean ni verán en el mundo.

A esto respondió el labrador:
—Mire vuestra merced, señor, pecador de mí, que yo no soy don Rodrigo de Narváez, ni el marquésVIII de Mantua, sino Pedro Alonso, su vecino; ni vuestra merced es Valdovinos, ni Abindarráez, sino el honrado hidalgo del señor QuijanaIX.








Yo sé quién soy —respondió don Quijote—, y sé que puedo ser, no solo los que he dicho, sino todos los Doce Pares de Francia,  y aun todos los nueve de la Fama, pues a todas las hazañas que ellos todos juntos y cada uno por sí hicieron se aventajarán las mías.




Moraleja: No hay que abandonar en el navío de nuestros ideales un sueño de los que sí valen la pena.
Y caiga quien caiga ;) El resto, bah, si es que ya nos da igual.

P.S.  Pobres los que no entendieron el significado de lo que supone remar ante viento y mareas. 
Se quedaron varados entre su ombligo y ... sin entender que el tiempo sigue lamiendo heridas que sólo cambian de espacio, pero seguirán invariables, en su tiempo. 



11 comentarios:

  1. Coño hoy va la cosa de Don Quijote y adyacentes como las Fallas: Te veo de muy buen rollo, y sabes que me alegro mucho. Los párrafos finales son una pasada, y muy a tono con la gran maestra de esta gran entrada. Quedarse varados, es morirse, así que sigamos remando contra viento y marea. Por cierto mi madre era de Antequera, aunque no creo que tuviese parentesco alguno con el alcaide.

    Besos querida EVA.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Comparar la velocidad con el tocino no fue nunca cosa mía...
      ¿De buen rollo?
      Es necesario.
      Que nadie logre robarnos la sonrisa.
      La vida está aquí fuera y hay que seguir caminando a como dé lugar.

      Besos, querido Rafeta.
      Bss, Rafeta.

      Eliminar
  2. Don Quijote, siempre nos da la pauta de actuación. ¡Ojalá tuviésemos su hidalguía, su fiereza, su valor y su sentido de la justicia!
    Salu2 à la don Quichotte, Zarzamora.

    ResponderEliminar
  3. ¿Te dije que Juan Luis Guerra es primo carnal de Chary? :)
    Besos y salud

    ResponderEliminar
  4. En todo eso solo entiendo a la trompeta y no esta mal !!!

    ResponderEliminar
  5. No abandonar los sueños....;nos entiendan o no,vamos que no necesitamos permiso...
    Besos

    ResponderEliminar
  6. Me encanta Don Quijote. Un beso.

    ResponderEliminar
  7. Ojalá, me sumo a tu deseo de que se logre.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Vengo de la entrada posterior a esta.
    Una lástima. Duele este mundo donde gana la hipocresía y la injusticia. Nadie deja todo por una incertidumbre, pero pocos se ponen la piel del otro. Tu lo has hecho y yo te aplaudo.
    Tocar conciencias y actuar. No hay otra o definitivamente seremos amebas.

    Besos, querida Rebelde.

    ResponderEliminar

Rebeldes que dejaron su zarzamora